Libros que cobran vida

El fotógrafo y entusiasta lector Pierre Beteille realizó una serie de exquisitos autorretratos que cualquier lector admirará.

La premisa del fotógrafo fue retratarse leyendo clásicos de la literatura y convirtiendo los contenidos de esos clásicos en parte de la escenografía. Más fácil que describirlo es verlo, por lo que aquí van los autorretratos que más me gustaron:

Leyendo 1984 de George Orwell

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Todo acerca de lectura en el baño

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Hace unos días la web Magazine Discount Center nos trajo la información (en forma de infografía) que siempre quisimos tener del mundo de los libros y la lectura pero que nunca nos atrevimos a preguntar: hábitos de lectura en el salón de baño.

El gráfico es ilustrativo y tiene datos muy curiosos de los cuales me gustaría destacar algunos:

Respecto de la higiene de esta práctica

Según afirma el trabajo, los microorganismos que abundan en el toilette tienen menor posibilidad de supervivencia en un medio absorbente como son las páginas de un libro físico o un diario que en una tablet o eReader donde podrían sobrevivir durante más tiempo. Por lo que ya saben: si su preferencia de lectura es digital, seguramente quieran realizar una limpieza del aparato luego de pasar por el “trono”. Continue reading “Todo acerca de lectura en el baño”

Lectores hasta las puntas de los pies

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En los últimos tiempos, quizás por el avance de los eBooks que nos dan casi todo lo bueno de un libro al costo de quitarnos eso tan importante que es su materialidad (textura, colores, olores), diversas industrias han creado productos enfocados específicamente para los lectores. Ya hablaremos algún día de esto, pero por ejemplo existen varios perfumes ya que reproducen la fragancia a libro nuevo o a libro viejo (según la preferencia), diseños de bibliotecas espectaculares, accesorios para lectores… en fin, toda una serie de productos destinados a nosotros los lectores.  Continue reading “Lectores hasta las puntas de los pies”

¿Eres un Tsundoku?

Todo lector voraz, todo amante de los libros sabe lo que se siente ir a la librería y ver que salió un nuevo libro que no sabíamos que existía o que fuera a existir y quererlo de inmediato. O quizás le sucedió ir caminando por la calle, mirar la vidriera de una librería y encontrarse con una edición impensada, agotada o reeditada de algún clásico que nuestra biblioteca todavía no tiene. Inmediatamente el lector voraz procede de un sólo modo posible: entra en el comercio y compra ese ejemplar invaluable. Luego vuelve a su casa, lo coloca al tope de una pila enorme de libros para leer y quizás tarda años en sentarse, abrirlo y leerlo. Porque claro, antes que la nueva adquisición hay quizás cientos de otros libros que fueron adquiridos del mismo modo y cuya lectura se impone, quizás por una cuestión de agenda o quizás por una cuestión del interés particular del lector en determinado momento, como prioritaria.
Esta conducta que lleva a bibliotecas llenas de ejemplares que todavía no leímos, la compra de más y más libros sin que esto sea un impedimento, tiene una palabra que la define en japonés. Así es: en Japón a los que compramos compulsivamente libros aún cuando no pudimos terminar los que ya tenemos se nos llama Tsundoku.

¿Qué tal? Estoy seguro que no lo sabían. El consuelo que nos queda es sabernos acompañados por cientos de miles como nosotros. Tantos que hasta tuvieron que inventarnos una palabra para definirnos en Japón.
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