Balas de plata de Élmer Mendoza

balasBalas de plata de Élmer Mendoza
Mi calificación: 3 de 5 estrellas

Élmer Mendoza tiene en el protagonista de “Balas de plata” un personaje peculiar: el Zurdo Mendieta, profesor de literatura devenido policía (?) En una época en la que escribir novela negra siempre representa el desafío respecto del modo de desarrollar al protagonista que llevará a cabo la investigación (dificultad extra siempre en la literatura latinoamericana, donde la policía no tiene nada de heroica ni noble), el Zurdo cumple a la perfección el rol con su tono entre melancólico, perspicaz, cansado y algo perdedor. El problema de la novela es que queda demasiado encorsetada alrededor suyo: los trazos de otros personajes se pierden y el estilo literario de Mendoza no ayuda: una prosa continua donde no hay lugar para ni siquiera un sólo guión de diálogo o cuando menos un entrecomillado, una indicación de qué personaje dice cada cosa. Interesante como procedimiento literario pero definitivamente engorroso para una historia de género. Ese bloque textual uniforme y cansador procesa la información, los diálogos, las situaciones que como si hubieras pasado por una picadora de carne formaran ahora una gran hamburguesa. Las acción, la estructura, los personajes están todos ahí pero son casi imposibles de distinguir, de separar, de acomodar por separado. Nuevamente, es un procedimiento textual válido y desde luego completamente legítimo. Podría pensarse que se trata de un modo de achatar los discursos y mezclarlos, asimilar asesinos con corruptos y policías de modo tal que no haya inocentes o buenos personajes sino una gran unidad de decadencia humana. Sin embargo, nuevamente, desde una perspectiva de novela negra en la que se inscribe por sus otras características formales (crímenes, investigadores, misterio, etc.) el relato queda completamente diluido en un mar de jergas mexicanas y personajes y situaciones que no terminan de independizarse, generando un largo relato al que el lector debe aproximarse aceptando la regla y sabiendo que se perderá en este largo río textual o dejarlo definitivamente y optar por alguna otra opción más apegada a un tipo de narración más lineal.

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