(acerca de Dark Matter de Blake Crouch y otras ficciones de multi-universos)
Hace un par de meses comenté algunos de los libros que quería leer cuanto antes y entre esos ocho títulos el que más me interesaba es el que finalmente tuve la oportunidad de leer: Dark Matter de Blake Crouch.
Pedí el libro por BookDepository, llegó a casa en tiempo y forma y me sumergí en su lectura pese a que ya tenía varios otros libros empezados.
Se trata de una novela excepcional, posiblemente de lo mejor que haya leído en lo que va del año y dado que salió este mismo año, diría que al menos para mí, es la novela del año.
¿Es perfecta en todo lo que se propone? No. Tiene a mi criterio algunos pequeños errores que se hubieran podido solucionar en el proceso de edición. En particular creo que nos devela uno de sus grandes misterios demasiado pronto y para peor sin necesidad. Por suerte el libro plantea un par de vueltas de tuerca más, por lo que podemos pasarlo por alto.
Más allá de ese innecesario apuro por develar uno de sus misterios, tanto el ritmo como la forma en que se va desarrollando la trama están muy afinadas pese a que solicita del lector un tipo de suspension of disbelief típico de la literatura tipo thriller: es un género que a mi entender puede ser un poco tricky porque muchas veces nos plantea personajes que son personas comunes y corrientes (en este caso un aburrido profesor de física de colegio secundario) que de pronto se ven envueltos en situaciones completamente anómalas.
Hay en este tipo de narrativas dos dificultades: lograr que el héroe común y corriente asuma la actitud del héroe (es decir, que de ser necesario tome las armas) y lograr que aquello anormal que le sucede sea asimilado por el personaje como algo en definitiva factible por más inverosímil que sea.
En el caso de Dark Matter el autor se las arregla bien para salir del paso: el héroe en definitiva no tiene casi la necesidad de “tomar las armas” y se vale más bien de su ingenio para salir adelante y por otra parte al ser especialista en física teórica todo eso “extraño” que le sucede es rápidamente asimilado por él. Y en especial esto es posible dado que lo que la novela plantea es una de mis ideas favoritas de la ciencia ficción (y ahora también de moda en la “ciencia real”) la idea de los múltiples universos. Esta idea que plantea: ¿qué hubiera sucedido con nuestras vidas si en vez de haber hecho una elección hubiésemos hecho otra? Es interesante porque son las elecciones que tomamos aquellas que nos determinan donde terminamos.
¿Qué hubiera pasado si hubiésemos rechazado la invitación a una fiesta donde conocimos a nuestra esposa? ¿Qué hubiera pasado si en primer grado de la primaria no nos hubiésemos sentado con quien nos sentamos y que terminó siendo nuestro mejor amigo? Así hasta el infinito porque nos pasamos la vida tomando decisiones. Algunas son más relevantes para nuestro futuro y otras son menos, pero a veces no tenemos forma de saberlo hasta que lo hacemos.
En su cuento El jardín de los senderos que se bifurcan Jorge Luis Borges lo plantea como una especulación filosófica: un hombre que es un asesino de un desconocido en una circunstancia en otra pudo haber sido el mejor amigo de la persona que asesina; en otro mundo podrían no haberse conocido nunca y así.
Y si pudiésemos viajar a otro de los universos que se crearon con la otra elección que no tomamos pero que una versión nuestra sí tomo, ¿nos encontraríamos con una versión nuestra diferente? Dark Matter nos da una respuesta posible y eso también constituye uno de los elementos que hacen a la novela una lectura tan interesante y entretenida.
Cada decisión importante que tomamos abre una rama de posibilidades que a su vez se ramifica en otras decisiones posibles y así se forma un infinito árbol de posibilidades que en algunas teorías científicas actuales consideran constituyen universos enteros donde sucedieron.
Han habido diversos intentos de aproximación ficcional a este juego de especulación que nos permite pensar cómo podríamos haber hecho las cosas de modo diferente para ocupar ahora otro lugar en el mundo.
La película El efecto mariposa (2004) hace un buen trabajo en plantear cómo las decisiones que toma su protagonista cambian el universo que habita y a pesar de no haber cosechado buenas críticas, su planteo es el mismo que estamos reseñando aquí: el modo de cambiar el mundo a través de nuestras decisiones.
El videojuego Life is Strange (2015) pone en manos del jugador la posibilidad de tomar decisiones y luego arrepentirse mediante el poder de retroceder el tiempo que posee su protagonista Maxine Caufield. Todas las decisiones que toma la protagonista en manos del jugador tienen consecuencias: ¿aceptará que su mejor amiga asesine a un traficante de drogas para conseguir una pista fundamental para saber qué pasó con otra chica que está desaparecida o retrocederá en el tiempo para conseguir lo mismo por buenos modos? ¿permitirá que un guardia de seguridad de su Universidad acose a una estudiante o intervendrá en la situación? Los efectos posteriores de cada mínima decisión tienen un efecto duradero en el universo que creará. Al final del Episodio III (el juego se compone de cinco episodios) Maxine logra directamente viajar al pasado para revivir una situación con el fin de salvarle la vida al padre de su mejor amiga que ha muerto hace diez años en un accidente de tránsito. Lo logra pero cuando regresa al presente es su mejor amiga la que ha sufrido un accidente de tránsito que la ha dejado paralizada del cuello para abajo. En ese presente la amiga le pide que la ayude a morir con dignidad y el jugador debe decidir: ¿lo hace o no lo hace? Aún sabiendo que Maxine viajará nuevamente al pasado para que el padre de la chica muera y así salvarle su futuro de lisiada, siempre queda un universo donde la muchacha quedó lisiada por culpa de una decisión de Maxine y luego, si se niega a la eutanasia, también será responsable de eso en otro universo.
Jean-Paul Sartre planteó que la angustia de la existencia proviene de nuestra libertad. La libertad de elegir y saber que con cada una de esas elecciones estamos determinando nuestro futuro. La ciencia ficción y la ciencia actual que plantean estos What If? o ¿Qué hubiera pasado si hubiera hecho X en vez de Y? son un consuelo en un mundo que hasta donde sabemos es lineal y determinante: cada uno de nuestras acciones tiene una consecuencia y no podemos cambiarlo. Pero definitivamente, ¿quién no querría cambiar los errores de su pasado para construir un presente mejor? Sería como jugar a la lotería sabiendo los números que van a salir.
Es interesante como termina el artículo “¿Quién no querría cambiar los errores de su pasado para construir un presente mejor?” en un universo en el que los conceptos de “mejor” o “peor” se relativizan, volver al pasado para cambiar nuestros errores no nos garantiza la posibilidad de un presente mejor; el nuevo-presente puede no ser lo “mejor” que se esperaba. “Life is strange” es ilustrativo al respecto. Recuerdo la colección de “Elige tu propia aventura” y las palabras del Doc Brown a Marty y Jennifer: “…tu futuro todavía no ha sido escrito, ni el de ninguno. Tu futuro es el que tú te formes. ¡Así es que háganse uno bueno, para los dos!”.
Muy buena reseña. Me deja con ganas de más.
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