No podría estar más de acuerdo con Lonely Planet. Entonces, además de los bellos parques (Rittenhouse Square, Washington Square Park), los atractivos históricos (Liberty Bell), las calles de compras con nombres graciosos (Walnut Street y Chestnut Street), la zona de las joyerías (Jeweler´s Row), el mercado italiano y la parafernalia de Rocky Balboa (que cumple 40 años este año), el visitante a la ciudad del amor fraternal quizás quiera proveerse de algunos libros.
He aquí entonces mi guía personal a las librerías de Philly, que no son muchas, pero sí interesantes de conocer:
Finalmente he vuelto de mis vacaciones. Y tratando de no pensar en esa parte de todo viaje que es la más desalentadora (volver) voy a ir recordando mi viaje en unos recorridos por librerías (bookstores) que he visitado durante mi recorrido.
Porque si estás leyendo este blog es probable que una de tus actividades favoritas cuando te encuentres de visita en una ciudad sea ir a recorrer sus librerías y si además tenés la suerte de estar en alguna de las ciudades que iré reseñando esta guía te puede resultar muy útil para saber dónde conseguir libros y conocer los espacios increíbles donde se venden.
Empecemos entonces por un recorrido de la ciudad de Nueva York a través de sus librerías.
En mis diez días de esta segunda estadía que paso allí pude recorrer unos once bookstores que aquí recomendaré.
Estoy muy contento con esta reseña de Rituales de lágrimas que hicieron en La Voz del Interior de Córdoba.
Tengo una hermosa relación con la provincia de Córdoba (más allá de que mi esposa sea oriunda de allí) siempre me han tratado con muchísimo afecto y sé que mis libros se leen con entusiasmo en la “Provincia Mediterránea”.
Como amante de la lectura y los libros suelen incomodarme las campañas oficiales para estimular la lectura. Hoy por ejemplo leía que en algún lugar van a regalar diez pasajes en subte a la gente que compre un libro. La idea puede ser buena, ¿pero realmente hace falta convencer a la gente de que lea y compre libros a cambio de otra cosa?
Creo que los libros y la lectura tienen su propio peso y particularidad como para asimilarlos a un par de viajes en subte.
Las campañas para leer porque “leer es bueno” como valor absoluto me resultan igual de fastidiosas. Leer sí es bueno pero no siento que decirlo con una frase sentida pueda ayudar a que gente que no lea empiece a hacerlo.
Es por esto que estuve buscando campañas de lectura y de librerías comerciales que realmente fueran estimulantes. Y encontré algunas. ¿Quién lo hubiera dicho?
Algunas muestras de buen márketing de libros a continuación:
1. El calendario PorrúaLa librería Porrúa de México encontró una forma muy ingeniosa de estimular la lectura de al menos un libro al año: creó un calendario donde cada página-día es también una página de un libro.
2. El póster de la Naranja Mecánica de Withcoullis
Otra idea genial, esta vez por parte de la neozelandesa Withcoullis que hizo un póster con toda la novela La naranja mecánica de Anthony Burgess aprovechando la popularidad de su adaptación cinematográfica. Continue reading “El mejor márketing de libros”→
Para celebrar la salida de la adaptación al cine de la novela Kryptonita de Leonardo Oyola comparto aquí la reseña que hice para Radar Libros (Página/12) de la novela original cuando salió en el año 2011.
Superman por colectora Leonardo Oyola y una adaptación de los comics de superhéroes a las necesidades, leyendas y costumbres del conurbano bonaerense.
Por Alejandro Soifer En abril de 2003 la DC Comics (editora de los títulos de Superman y Batman entre otros) publicó Superman: Red Son del reconocido guionista Mark Millar. El relato, enmarcado en una colección especial de historias contrafácticas conocida como “Elsewords” (Otros mundos), planteaba un mundo en el que Superman, escapando de la destrucción de su planeta natal, en vez de aterrizar recién nacido en un pequeño pueblito de Kansas, había caído en una granja colectiva de la Ucrania soviética durante la Guerra Fría, donde había sido criado bajo los ideales del leninismo. Uno de los mayores símbolos de la cultura estadounidense se convertía así en paladín de la URSS, heredero de Stalin y creador de una utopía/distopía socialista con rasgos orwellianos.
En Kryptonita, Leonardo Oyola toma la misma premisa de base y redobla la apuesta: ¿Qué hubiera sucedido si Superman hubiese caído en medio de La Matanza? Mientras que en la saga Red Son el Superman soviético mantenía los valores de respeto a la vida humana, honestidad y búsqueda del bien común que caracterizan al superhéroe, en la encarnación argentina del personaje lo encontramos como líder una súper banda de criminales pesados del Oeste. Herido de muerte por un ataque a traición de El Pelado (líder de otra banda, némesis de nuestro súper-delincuente y traspolación del archivillano original Lex Luthor) con una botella de cerveza de envase verde (¿la Kryptonita?), Pini o Nafta Súper (tal su nombre de guerra), llega a la guardia de un hospital donde le toca atenderlo al narrador, más burócrata corrupto que médico hipocrático.
Pronto irán llegando los otros miembros de la banda, una suerte de remasterización criolla y pasada por el western-conurbano de todos los SuperAmigos, para bancar al héroe caído y garantizarse su sobrevida tomando como rehenes a nuestro narrador y otra médica. Los SuperAmigos en versión “mala vida” se apoderan entonces del relato: la travesti Lady Di (Mujer Maravilla), Ráfaga (Flash), Juan Raro (Detective Marciano y a la vez homenaje a Olaf Stapledon y su libro del mismo nombre), Faisán (Linterna Verde) y El señor de la Noche (Batman).
Del lado de enfrente los villanos, en esta encarnación, los oficiales de policía que vienen a matar a Nafta Super y sus secuaces: Corona (el Jóker como un negociador policial desquiciado) y Cabeza de Tortuga (Doomsday, el villano que en la saga de 1992 La muerte de Superman efectivamente mató al superhéroe), un agente aparentemente invencible de un grupo de operaciones especiales de la policía. Entre las tensas negociaciones, los desbordes de los secuestradores y el recuento de aventuras pasadas transcurre la narración.
Si hay un relato que nunca falta en las historietas de superhéroes, es el del modo en el que éstos consiguieron ser quienes son. La novela de Oyola reconstruye ese origen secreto para su reversión del mundo de DC Comics en la clave de un tipo de novela policial de Conurbano que cultiva con notable habilidad para la reproducción de un dialecto del oeste del Gran Buenos Aires infiltrado por jerga tumbera.
En ese sentido, reescribe escenas clásicas de los comics originales (realiza una reversión bastante fiel de la saga mencionada acerca de la muerte de Superman ubicando la acción en una villa) e imagina algunas nuevas con un Nafta Súper cuyas aventuras y poderes especiales se construyen como una mezcla de leyendas contadas por sus compañeros de fechorías y un posible delirium tremens del narrador sobrepasado por la situación, el sueño y la presencia maligna de un diablillo paraguayo y amarillo (a quien suponemos el remix del villano Mr. Mxyzptlk).
Haciendo gala de un vasto dominio de la cultura de masas, el autor construye una novela donde se entremezcla la cumbia con el pop acaramelado de Katy Perry, con el reggae local de Los Cafres, Queen y la banda de sonido de Flash Gordon. Lo dicho: la cultura alta (de arriba, del Hemisferio Norte) llevada al barro espeso e intoxicante de la transculturación en la cultura baja (del Hemisferio Sur) del conurbano bonaerense.
Esta nota salió publicada originalmente el domingo 18 de septiembre en Radar Libros suplemento de cultura de Página/12. Link al original aquí.
Hace unos meses salió publicado Rastros criminales: Anatomía del crimen violento el primer libro de la perfiladora criminal María Laura Quiñones Urquiza.
Tengo la enorme suerte de conocer en persona a María Laura que me regaló un ejemplar de su libro. Durante unos meses lo tuve en la mesita de luz esperando la oportunidad de leerlo y entonces el sábado por fin pude sentarme con él. Lo leí en una tarde. Así de adictiva es su escritura. Y además, muy interesante.
Rastros criminales presenta una serie de perfiles criminales (que van desde Jim Jones, el líder de una secta que terminó en un gigantesco suicidio colectivo a un asesino serial de taxistas colombianos pasando por el Caníbal de Milwaukee, el violador de Recoleta y otras gentes lindas) a la vez que analiza las circunstancias en las que cometieron sus crímenes.
Quise aprovechar entonces el excelente libro de María Laura, el hecho de que su profesión (Perfilación Criminal) es todavía poco conocida por el gran público en América Latina y que mi interés narrativo está enfocado en el género policial para hacerle una breve entrevista.
David Russell Williams, Luis Gregorio Ramírez Maestre, Juana Barraza Samperio: sin dudas tratás casos muy particulares, que quizás no son los más conocidos por el gran público (pienso que la gente puede estar más familiarizada con Ted Bundy o Ed Gein que incluso inspiraron películas); la pregunta entonces es: ¿cómo los llegaste a conocer? ¿cómo fue tu aproximación a ellos? ¿tuviste participación profesional en la investigación de alguno de esos casos?
Por estos días estarán llegando a las librerías los primeros títulos de la colección Zona Pulp de interZona que dirijo.
Se trata, en principio, de cuatro títulos (tres en papel más uno en eBook que ya salió el año pasado) que intenta plasmar la producción de literatura popular de géneros (policial, romántica, aventura, ciencia ficción, y demás) en la actualidad y con el foco puesto en escritores argentinos contemporáneos.
Los libros además de circular por los géneros populares mencionados tienen una estética propia de las pulp fictions a las que homenajean desde sus textos: por empezar las cubiertas han sido encargadas a ilustradores que se inspiraron en el tipo de dibujo sensacionalista y populares pero traídas al gusto contemporáneo; además, los textos de interiores han sido intervenidos también para generar la sensación de una lectura rugosa, barata, llena de erratas y correcciones.
Estos son los títulos que estarán llegando, en ediciones limitadas y a un precio económico de $125, a las librerías y que ya se pueden conseguir en algunas ferias y librerías del centro:
Fractura expuesta de Walter Lezcano
Me gusta pensar esta novela corta de Walter como una especie de novela de zombies donde en ningún momento se dice la palabra “zombie”.
Además hay relaciones prohibidas, huidas forzadas y un gran enfrentamiento final.
Escrita como si se tratara de una traducción del inglés a un español castizo para imitar así el estilo de los libritos baratos que se producían en España en los 50s, esta novela corta trata de un investigador privado con la misión de llevar una cabeza jibarizada por un peligroso territorio alucinante que incluye motoqueros hombres lobo, científicos locos y magia vudú, claro. Un relato alucinante e intenso que toca todas las fibras nostálgicas de la literatura popular.
El paraíso de los condenados de Chingiz Abdullayev
Esta es el único texto de la colección que no pertenece a un escritor argentino pero su autor, que es azerbayano, cuenta con una reconocida carrera en la literatura popular post-soviética siendo él mismo un ex espía al servicio de la URSS.
En El paraíso de los condenados leeremos un típico misterio policial ubicado en un leprosario durante el año 1989 y que termina en una escena que condensa el fin del sistema de burocracia corrupta soviética.
Como anuncia en portada este texto, que inauguró la colección el año pasado, es una “novelette cyberpunk” y está ambientada en un Buenos Aires del futuro apocalíptico y distópico, con ligas de patotas encargadas de linchamientos públicos.
Se trata de un texto a la vez actual y premonitorio de un futuro que no quisiéramos vivir y a la vez, terriblemente posible.
El libro se encuentra exclusivamente en formato eBook y lo pueden conseguir aquí.
En otro día y otra idea para estimular la lectura tradicional en los tiempos que corren tenemos el caso de la start-up Short Édition y sus máquinas expendedoras de literatura en la ciudad de Grenoble en Francia.
Estas máquinas imprimen fragmentos de obras literarias completas o cuentos cortos para la gente que pase por allí y tenga algo de tiempo que matar.
Los relatos son gratuitos y el lector puede elegir si dispone de uno, tres o cinco minutos para dedicarle a la lectura y en base a esa elección, la máquina imprime el contenido.
Pero la noticia no termina aquí: la propia comunidad puede aportar textos para que sean impresos por la máquina. Autores consagrados o amateur por igual pueden enviar a través de una app para smartphones sus aportes para que luego de ser aprobados por un comité editorial de Short Édition lleguen a las máquinas expendedoras.
Si bien de momento sólo está disponible en este pueblo específico del sureste francés, los responsables del proyecto se entusiasman con la posibilidad de expandir el proyecto a otras regiones y sostienen que ya han varios pedidos para replicar el sistema en otras geografías.