
Hace unos meses salió publicado Rastros criminales: Anatomía del crimen violento el primer libro de la perfiladora criminal María Laura Quiñones Urquiza.
Tengo la enorme suerte de conocer en persona a María Laura que me regaló un ejemplar de su libro. Durante unos meses lo tuve en la mesita de luz esperando la oportunidad de leerlo y entonces el sábado por fin pude sentarme con él. Lo leí en una tarde. Así de adictiva es su escritura. Y además, muy interesante.
Rastros criminales presenta una serie de perfiles criminales (que van desde Jim Jones, el líder de una secta que terminó en un gigantesco suicidio colectivo a un asesino serial de taxistas colombianos pasando por el Caníbal de Milwaukee, el violador de Recoleta y otras gentes lindas) a la vez que analiza las circunstancias en las que cometieron sus crímenes.
Quise aprovechar entonces el excelente libro de María Laura, el hecho de que su profesión (Perfilación Criminal) es todavía poco conocida por el gran público en América Latina y que mi interés narrativo está enfocado en el género policial para hacerle una breve entrevista.
David Russell Williams, Luis Gregorio Ramírez Maestre, Juana Barraza Samperio: sin dudas tratás casos muy particulares, que quizás no son los más conocidos por el gran público (pienso que la gente puede estar más familiarizada con Ted Bundy o Ed Gein que incluso inspiraron películas); la pregunta entonces es: ¿cómo los llegaste a conocer? ¿cómo fue tu aproximación a ellos? ¿tuviste participación profesional en la investigación de alguno de esos casos?
Me parecieron sumamente ricos desde el punto de vista de la conducta criminal además de su versatilidad, salían de la norma. Tuve acceso a la información judicial, en uno de ellos sí se me hizo una consulta durante la investigación criminal antes de su captura, no diré cuál ya que por una cuestión ética no doy los nombres de las investigaciones en que soy consultada. Del coronel Russell Williams me enteré porque un día el Dr. Osvaldo Raffo me envió un mail apenas se supo de su captura donde me decía: “mire Laura, como si se vistiera con la piel de sus víctimas” y pude leer sobre él. Me pareció interesantísimo una vez que tuve más detalles sobre su persona y sus ataques, tiempo después.

De Juana Barraza me impresionó una vez que tuve acceso a los expedientes y la información completa, cómo dejando escenas desorganizadas, constituía rituales que me impactaron, y no se trataba de una mujer “desorganizada” psíquicamente sino todo lo contrario, nadie puede dudar de su efectividad como criminal luego de tantas víctimas.
Bundy es un clásico pero ha sido estudiado tanto que sinceramente no creo que pueda aportar nada mejor de lo que han aportado los grandes como Robert Ressler, Keppel o John Douglas, por ejemplo.
Ramírez Maestre me impactó por su gran poder de manipulación, incluso del sistema judicial, creo que es una personalidad fría, calculadora, sádica y con una inteligencia por arriba de lo normal.
Seguramente de los casos que tratás en tu libro el del Caníbal de Milwaukee es uno de los más escabrosos por los detalles de sus crímenes ¿cómo hace un profesional como es tu caso a la hora de conservar la “sangre fría” en el análisis de este tipo de criminales?
Pienso que para analizar la conducta criminal se debe estar libre de prejuicios o subjetividades, sino no se puede ver lo que ve el criminal, él al momento de hacerlo no piensa que esté incorrecto, y es así como debemos ver nosotros su interacción con la víctima y el lugar del hecho.

Tenés una profesión que en nuestro país todavía no es muy conocida. ¿Podrías contarnos cómo es un día de trabajo típico para una perfiladora criminal?
Tranquilo uno se va acostumbrado a muchas cosas, ya la sangre pareciera ir perdiendo su color y hasta el sentido con que lo ve una persona normal, para nosotros es un dato más. Por supuesto que tengo una vida normal, salvo cuando tengo un hecho en plena investigación, allí toda mi atención está puesta durante días en ese sujeto y lo que ha hecho. Dejo de lado compromisos y sólo me dedico a esto hasta que lo comprendo y puedo confeccionar un perfil de agresor desconocido, hasta que no está perfecto no encuentro, por decirlo de alguna manera, tranquilidad.
De los casos que trataste en tu libro, ¿hay alguno que consideres tu “favorito”? Al menos que te resulte interesante por algún motivo particular.
Pienso que Luis Gregorio Ramírez Maestre, Jim Jones por su aparentemente innata capacidad de lograr la esclavitud psicológica de tantas personas. También me pareció interesante el caso del Sátiro de la Bombacha, más que nada era un agresor con cuya investigación me hubiese gustado participar cuando aún estaba en actividad. Siempre quise saber más del caso para poder analizarlo y por suerte llegaron a mí detalles de los hechos. Espero que este capítulo sirva para que no se naturalice un ataque sexual, que la gente sepa lo que una mujer padece y las secuelas que deja un hecho como este, que se pueda prevenir con políticas de seguridad, comprender que es necesario investigar cómo evitar estos hechos.

Si pudieras elegir un caso histórico (resuelto o no resuelto) en el que participar como perfiladora criminal ¿cuál sería?
Son muchos, pero uno de ellos es el de Gary Ridgway, el “asesino del Río Verde” a quien me gustaría algún día entrevistar, al igual que Marcelo Antelo, el asesino en serie del Bajo Flores. Otro que me gustaría analizar algún día sería Francisco García Escalero, un asesino en serie español.
¿Se viene una continuación de Rastros criminales? ¿podés adelantar algo?
Es un proyecto que me está costando mucho, son conductas mucho más complejas. Por momentos creo que me metí en camisa de once varas, por decirlo de algún modo. Se me está quemando la cabeza y espero que a los lectores también. Algunos son hechos conocidos y otros que no fueron tratados en profundidad pero son tremendamente interesantes.
¿Qué bibliografía podrías recomendarle a un escritor interesado en escribir novelas policiales en busca de material de referencia?
Creo que Rastros criminales puede ser útil para conocer hechos reales, también los análisis que hace Vicente Garrido en sus libros están muy bien explicados. Otro libro que me gusta es Pozzeto: tras las huellas de Campo Elías Delgado, pienso que es un trabajo magnífico y minucioso el que hizo mi colega colombiano Edwin Olaya. De la bibliografía en inglés lo que sea de Robert Ressler siempre es un buen comienzo porque surge al igual que los anteriores desde la praxis.
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