Hace un tiempo les había presentado algunos “detalles ocultos” o especiales de Rituales de lágrimas (lo pueden ver en Los archivos perdidos 01) pero todavía hay algunas cosas más para compartir.
*************************** SPOILERS A CONTINUACIÓN **********************
1. Impresión de llaves en 3D
Como sabrán, hay una parte importante de la trama que se resuelve con la sugerencia que hace Lucía Zabala de imprimir unas llaves con una impresora 3D. Esto, por más imaginativo que parezca, está inspirado en un servicio real de impresión de llaves en 3D.
Esta es una screenshot del sitio KeyMe al que pueden entrar y ver cómo lo que ofrecen es muy similar a lo que aparece en la novela. La idea es sacarle una foto a la llave con el celular, subirla a la App de KeyMe y enviársela a ellos para que hagan la copia o ir a uno de sus kioskos de impresión 3D para tal fin. Fascinante y con algo de riesgo. Y si no, pregúntenle a Germán Erck.
2. Impresión 3D de una pizza
Para ejemplificar de qué se trata todo esto de la impresión 3D Lucía recurre a un video de una impresora 3D de una pizza. Bueno, aquí hay un video de una impresora 3D de pizzas 🙂
Respecto del gusto no puedo decir nada porque no tuve la suerte de probar una pizza impresa en 3D.
3. Homenajes a Full Throttle
Juro que esto fue completamente involuntario.
Fue mi amigo Ionathan, con quien nos gastamos horas y horas de nuestra infancia jugando aventuras gráficas de LucasArts, el que me hizo el señalamiento acerca de cómo la escena en la que Quiroz interroga a los punks en la plaza es casi idéntica a estas dos escenas del videojuego Full Throttle que tanto jugamos en su casa allá a lo lejos y hace tiempo:
a. Cuando Quiroz toma del aro de la nariz al punk es igual a cuando Ben agarra del aro de la nariz al dueño del bar
Dice en la novela:
Para Quiroz había sido suficiente. Extendió el brazo en dirección al líder, metió el dedo índice en la argolla de acero que tenía enganchada a la nariz y tironeó de esta como si se hubiera enganchado a la sortija.
– Escuchame pedazo de basura, se terminó el juego. Ahora me vas a responder todo lo que te pregunte – dijo y empujo hacia sí al chico.
Vemos en el videojuego:
b. Por supuesto, Mario Quiroz al igual que Ben en el juego termina en un basurero:
Dice en la novela:
Lo que sí sintió fue un fuertísimo olor a podrido. Levantó el torso y apoyó las manos a los costados de su cuerpo para apoyarse. Sintió en las manos diversas texturas, bordes de plástico cortante, materiales orgánicos. Cerró los ojos y los volvió a abrir. Casi no había luz donde fuera que se encontrara. Levantó los brazos y tocó una superficie de plástico. La empujó hacia arriba hasta abrirla y los últimos rayos de sol que se estaba yendo lo iluminaron todo a su alrededor. Ahora pudo ver bien lo que lo rodeaba: estaba en un contenedor de basura. Lo habían arrojado ahí luego de darle una tremenda paliza.
Empieza el videojuego con esta secuencia:
Como se ve, es casi idéntico y no me había dado cuenta.
Supongo que son esas cosas que nos hicieron felices de chicos y quedan en el fondo de la mente listas para aparecer en los mínimos descuidos.
4. El personaje de Robert Callicut Sturmer está inspirado en Robert Bontine Cunninghame Graham
Durante la investigación que hice acerca de la colonia aria Nueva Germania me crucé con un párrafo en el excelente libro Forgotten Fatherland donde el autor sugería que el viajero y político escocés Robert Bontine Cunninghame Graham, Don Roberto, quien vivió en la Argentina a fines del siglo XIX tranquilamente podría haber visitado la colonia de los Förster-Nietzsche.

Inmediatamente la idea me cautivó y me dediqué a investigar la biografía de tan peculiar hombre. Desafortunadamente las fechas en las que estuvo Don Roberto por la región no coincidían con la fundación de la colonia aria y luego ya no volvió al continente por lo que no tuve forma de forzarlo en la historia. Inventé a Robert Callicut Sturmer pero para ello tomé varios aspectos de la biografía de Graham que leí en el excelente libro que acerca de su vida escribió Alicia Jurado: El escocés errante.
En sí misma la historia de Nueva Germania me venía fascinando desde hacía años y fue en el momento mismo en el que me enteré de su existencia que me dije que algún día iba a escribir una novela donde se contara su historia. Y cumplí.