Bajo la misma estrella por John Green
Mi calificación: 5 de 5 estrellas
“Bajo la misma estrella” es la novela más dolorosamente adictiva y delicada que he leído. La historia se conoce: una adolescente que padece cáncer terminal pero que se encuentra en un momento de cierta estabilidad y “convivencia” con su enfermedad, conoce a otro chico que superó su propio cáncer. Lo inevitable sucederá y se enamorarán. La tensión de saber que es un amor con los días contados por la fatalidad inexorable que se acerca hace que cada página de la novela sea un trago duro pero al mismo tiempo el magnífico trabajo con la prosa y el desarrollo de personajes que hizo John Green permite que se nos escape alguna risa en medio de la tragedia.
Hazel, la narradora, es un personaje complejo y astuto, irónico y autoconsciente de su futuro inmediato que no es más que el futuro que nos espera a todos los que estamos vivos. En esas reflexiones acerca de la finitud de la experiencia humana es donde la novela gana en profundidad filosófica pero sin por eso convertirse en un tratado ni nada parecido; la novela establece con firmeza que todos tenemos destino de olvido tarde o temprano (y es absolutamente cierto: intenten empezar a contar sus antepasados para atrás y vean hasta dónde llegaron a conocer, hasta dónde recuerdan a esa gente sin cuya existencia su propia existencia no sería tal) y trata de reflexionar de modos más sutiles acerca del sufrimiento en vida que debemos atravesar. El dolor siempre es injusto porque no se pueden establecer escalas de valores de más o menos dolor. El dolor puede ser enorme y aún así podemos seguir vivos o puede ser menor para algunos que mueren antes que otros que atravesaron mayores cantidades.
En este sentido la novela también se presenta como un triunfo: no hay una construcción del heroísmo de los que luchan contra la desgracia. La desgracia toca y cada uno la toma como puede y eso en la novela está excelentemente trabajado; no se nos pide simpatía por los personajes sólo porque padecen de una enfermedad terrible. Por el contrario, los personajes se ganan o no nuestro afecto por su forma de ser más allá de su condición.
En definitiva podría decir que se trata de una novela triste, esplendorosa, dolorosa y sobre todas las cosas que no busca congraciarse con los lectores mediante bruscos giros que den esperanza. Y eso, por más doloroso que resulte, es básicamente de lo que se trata la vida.