Todo queda en familia por Ezequiel Dellutri
Mi calificación: 2 de 5 estrellas
“Todo queda en familia” presenta un tipo de relato policial clásico que pretende pasar por “noir” a través del comportamiento de algunos de sus personajes. ¿Eso está mal? Desde luego que no, pero el resultado es una novela liviana, a medio camino entre la dureza del noir y la excentricidad del relato clásico.
La analogía con Sherlock Holmes (en este caso el excéntrico detective Jeremías “Gillette” Jeremías, que ya lleva desde el nombre una marca peculiar ¿acaso un chiste de difícil interpretación?)y su ladero Watson (en la novela, el escritor de novelas policiales Simón León; nuevamente, la rima ¿indica algún tipo de guiño al lector? ¿algún tipo de peculiaridad colocada a propósito para dotar al personaje de cierta excentricidad por fuera de la profundidad de su construcción?)queda explicitada en varias ocasiones por el narrador por lo que no caben dudas de hacia donde se intenta llevar la novela.
Luego tenemos un homicidio con el que se abre la novela que plantea una intriga pero más que nada requiere del lector un hondo esfuerzo de “suspensión de la incredulidad”: las circunstancias, los motivos (que se explicarán al final, obviamente), el modus operandi, todo parece caprichoso y blando. Otro crimen, otra intriga se desarrollan apenas uno o dos capítulos luego de comenzada la novela y este también plantea situaciones y motivaciones un tanto extravagantes.
Los métodos de investigación del detective Jeremías Jeremías son las del clásico detective del policial de enigma (no hay juego de ajedrez que metaforice la mente matemática y de lógica privilegiada del detective aquí, sino el más local juego de rummy) aunque el modo completamente azaroso y sin explicar en el que comienza la investigación ya sabiendo de antemano quienes son los responsables de uno de los homicidios (aún antes de investigar) le quita un poco del encanto típico del género de observar a la mente brillante en acción.
Raymond Chandler señaló alguna vez que en los policiales de enigma es imposible descubrir al asesino con las herramientas que el narrador nos da, que si lo desciframos es de pura casualidad. “Todo queda en familia” lleva esta aseveración al paroxismo absoluto: no solo es imposible descifrar al/los asesinos por las pistas que sigue el investigador sino que es imposible porque definitivamente no se presenta ninguna pista a lo largo de la investigación. Las pruebas, los indicios sólo parecen residir en la cabeza de Jeremías Jeremías y nunca las hace explícitas.
Mención aparte merece la subtrama que involucra la investigación del suicidio de la mujer de Jeremías por parte de León y su amante/amiga Maco. Un desarrollo correcto y lineal que lleva a dar como resultado la suma de excentricidad más a Jeremías.
Quizás en las novelas que continúan a esta se haya aprovechado para profundizar en sus peculiaridades dejando su registro de “detective excéntrico porque sí” de lado. Sería interesante poder ver en esta novela un punto de partida para una serie más pulida y que escape un poco de las características típicas del policial en la argentina.
DECÍA MI PROFESOR DE INTRO A LA LITERATURA EN LA UBA, DELFIN LEOCADIO GARASA (NOMBRE DE PERSONAJE POLICIAL) QUE COMENZÁS A LEER SE REQUIERE LA SUSPENSION DE LA INCREDULIDAD, CASI EN FORMA TÁCITA. EN OTRO ORDEN DE COSAS, EL LIBRO DE ROBERT MCKEE ES BÁRBARO!!!
Estoy leyendo el libro de Dellutri, y me está costando. Algo así como leer un libro de Hegel en una noche. Es muy pesado, no logra atraparme.