En esta tercera reseña de mi propuesta de seis análisis de novelas de género policial con temática de niños que son raptados o tienen un destino funesto me voy a meter con Sharp Objects (traducida al castellano como Heridas abiertas y editada por Random House) la primera novela de Gillian Flynn de fama mundial por su tercera novela, Gone Girl (Perdida)
La trama y el desarrollo son simples, directos y están bastante bien pulidos lo que transofrma la lectura en una melodía fácil de transitar y como no podía ser de otro modo tiene como protagonista y narradora a una de las típicas mujeres dañadas que se presentan en todas las novelas de Flynn y que como también dijimos hace un tiempo, parecen haberse extendido a buena parte de los trhillers escritos por mujeres de los últimos tiempos (pueden repasar mi reflexión acerca del rol de la mujer en el género policial y en particular el pasaje acerca del “nuevo rol de la mujer en el policial” donde analizo este tipo de personajes aquí): desde la famosa Amy Dunne de Perdida a Rachel de La chica del tren y por qué no Louise de Behind her eyes de Sarah Pinoborough que también viene haciendo olas, todas estas mujeres se encuentran dañadas de algún modo por la vida y son alcóholicas o no pudieron superar su divorcio o tienen algún tipo de problema mental o sufrieron algún trauma tremendo de pequeñas. Esta última variable con la que Flynn parece sentirse particularmente cómoda a juzgar por su novela Dark Places (La llamada del Kill Club) donde Libby fue testigo del asesinato de su madre y sus hermanos menores por parte de su otro hermano también se encuentra en Sharp Objects con la narradora, Camille quien nunca pudo superar el fallecimiento de su hermana menor producto de una enfermedad poco especificada.
La novela comienza entonces con Camille, ahora periodista viviendo en Chicago en un exilio auto-impuesto para alejarse de Wind Gap, el pueblito rural de Missouri donde nació y creció a la sombra del matadero de chanchos de su madre. Camille también acaba de salir de una internación producto de años de autoflagelaciones a la que lo llevó el trauma de su hermana fallecida y una madre que nunca la quiso. Pero entonces, el descubrimiento del cadáver mutilado y al que se le han extraído los dientes de una niña pequeña en su pueblo natal y la desaparición de otra niña también allí llevan al editor del periódico para el que trabaja a enviarla como corresponsal para investigar el caso y conseguir así la primicia.
Camille muy a su pesar volverá a su pueblo y con una narración que alterna los ritmos pausados con algunas otras explosiones de acción nos va enredando en los mismos fantasmas que la atormentan y que vuelven a ella una vez que comienza a convivir nuevamente con su madre, el esposo de esta y su hermanastra a quien apenas conoce, tiene la edad de su hermana de sangre muerta y un carácter difícil de congeniar.
La novela se mueve entre el southern-gothic (la mansión de la madre de Camille y su matadero de chanchos contribuyen a ese clima agobiante de aristocracia sureña y podrida) y el country-noir (pueblo chico, inferno grande; etc.) lo que le proporciona al relato su mayor hondura. Por otra parte, como historia policial quizás decepcione a algún lector: los sospechosos aparecen apenas delineados y al intentar retratar todo un pueblo y su gente en menos de 300 páginas muchos personajes terminan siendo apenas un nombre sin un desarrollo demasiado exhaustivo.
Al poco tiempo de llegar a Wind Gap, Camille descubrirá el cadáver de la segunda niña desaparecida y se irá enredando en la investigación policial, un lugar en el que obviamente nadie la quiere. Sus relaciones tóxicas con la gente que la rodea y consigo mismo la llevarán a cometer errores fundamentales hasta el desenlace que si bien interesante no destaca por lo sorpresivo.
De las tres novelas publicadas de Gillian Flynn, sin embargo, esta es una de las más sólidas y la encuentro al mismo nivel que Perdida en cuanto a construcción de mundo y de una trama donde lo que importa son algunos pocos personajes y sus relaciones interpersonales, sus fantasmas, sus terrores y sus falencias.
Como decía al comienzo, se trata de una novela acerca de personajes dañados y en ese sentido Flynn se mueve como pez en el agua, es el juego que mejor sabe jugar.
Para concluir, de las tres novelas que llevo leídas y analizadas en este subgénero de “niños que faltan” de momento esta es la que más me interesó.
Como me tengo que mudar y no puedo llevarme mis libros estoy vendiendo toda mi biblioteca: si te interesó esta novela y la querés, la tengo en venta muy económica en MercadoLibre. Click aquí.