(este post contiene algunos spoilers de la saga Divergente de Veronica Roth)
Dentro del enorme y aparentemente interminable mercado de las novelas YA (Young Adult) el peso pesado actual, luego de los reinados de Harry Potter, Twilight y Los juegos del hambre, parece ser la saga Divergente de la joven escritora estadounidense Veronica Roth. Hoy, jueves 17 de abril se está estrenando en la Argentina la adaptación del primer libro que lleva el mismo nombre que la saga, lo que la consolida en el camino a la cima del género (además, claro está, de las millonarias ventas).
La saga tiene todos los ingredientes necesarios para asentarse cómodamente en su sección: tres libros en saga, protagonista adolescente obligada a tomar una decisión (en el primer libro) que va a cambiar su vida y luego una serie de frustraciones, desafíos y conflictos dosificados con cierta pericia y buen ritmo a través de los libros. Pero, ¿es Divergente un producto literario de calidad? Aquí es interesante adentrarnos y la respuesta en un principio tiene que ser que si bien digno y con una escritura correcta, Divergente no está a la altura narrativa de Los juegos del hambre de Suzanne Collins por ejemplo.
La comparación es molesta: se ha dicho muchas veces que la saga de Roth copió a la de Collins. Pero es una acusación de mala fé: que ambas sagas cuenten con una protagonista femenina adolescente y fuerte inmersa en una sociedad distópica y cierto parecido en el diseño de tapa de ambas sagas no implica que tengan más puntos en común.
Divergente, el primer libro de la saga, comparte muchísimo más con El juego de Ender de Orson Scott Card (ese clásico sci-fi de literatura YA cuando la literatura YA no era un género en sí mismo) que con las situaciones que atraviesa Katniss Everdeen. Beatrice “Tris” Prior, la protagonista de los libros de Roth, recibe en el primer libro de la saga un entrenamiento militar que rememora directamente buena parte del entrenamiento que recibió Ender en el primer libro de su propia saga.
¿Coincidencia? Tanto Roth como Scott Card además comparten una religiosidad (ella cristianismo; el mormonismo) que no sólo no ocultan sino que advierten, ha inspirado sus historias. No es difícil encontrar ecos religiosos de hecho: Ender y Tris terminarán asumiendo cada uno el rol de salvador, chosen one, lo que por otra parte, le queda cómodo a cualquier protagonista de novela de aventuras.
Divergente y sus continuaciones (Insurgent y Allegiant) fracasan donde otros han triunfado: plantear una historia relativamente interesante más allá de la inmediata identificación de las adolescentes con el personaje fuerte de Tris. El mundo distópico que plantea puede parecer coherente al menos hasta el tercer libro que es cuando se revela el por qué de su forma (recordemos que la premisa básica de la saga es que en un futuro indeterminado la humanidad se encuentra dividida en “castas” según las mayores aptitudes de cada individuo: osadía, cordialidad, abnegación, búsqueda de la verdad, erudición) resulta de una pobreza que se vuelca retrospectivamente a los primeros dos libros y les quita sustento. Para peor, la resolución, en los últimos capítulos del último libro, resulta polémica y decepcionante. ¿Por qué? Porque la saga de Roth plantea una serie de premisas que parecen puestas sólo porque parecía estar siguiendo la regla del best-seller YA: tres libros, protagonista adolescente fuerte, conflictuada y especial, repetición en cierta medida de las tramas en cada uno de los libros (al igual que Los juegos del hambre y En llamas que pícaramente nos cuentan prácticamente la misma historia dos veces) y una resolución polémica (al modo del también polémico final de Los juegos del hambre, aunque incluso en éste hay un poco más de sentido) sólo como quien reúne los ingredientes de una receta.
La saga Divergente termina presentándose como una especie de gran excusa para un martirologio cristiano (bastante poco disimulado) que no cumple ninguna función narrativa y que enardeció a los fans de la saga.
Entonces, la pregunta que nos hacemos es: ¿es la saga una suma de ingredientes sin un rumbo fijo demasiado claro? No importa la respuesta porque lo que se ve es la realidad: la serie se convirtió en un éxito, convirtió a su joven autora en una best-seller y consiguió adaptación en cuatro películas para tres libros (como Los juegos del hambre).
Hilemos fino: ¿cómo hizo Roth para convertir en un éxito una saga floja a nivel narrativo? Podemos distinguir algunos elementos que sin dudas estuvieron bien empleados (aunque el trasfondo, el mundo que creo los haya enflaquecido a meros procedimientos):
1. Protagonista joven, fuerte, decidida pero en estado de ansiedad y duda que es especial y diferente a los demás y esa especificidad la pone en riesgo. Es decir: adolescente.
Tris Prior, ¿quién más? Para colmo pronto pierde a su familia por lo que se encuentra “sola contra el mundo”.
2. Subtrama de amor con su mentor que nunca concreta intimidad. Este último punto acorde a la doctrina cristiana y también conveniente para una novela que aspira a un público juvenil.
La historia de Tris con Tobias (o “Cuatro”). Sí, hay romance y hay acercamiento físico pero nunca concretan ese amor. Ni se casan ni mantienen relaciones sexuales. Como corresponde a un buen cristiano.
3. Mundo distópico.
El Chicago dividido en castas y luego el mundo entero arrasado por una guerra eugenésica. En este sentido decíamos que la idea original parecía dar para muchísimo más y la explicación final termina siendo un tanto pobre, como si la autora se hubiera encontrado al final del segundo libro sin saber bien qué hacer con lo que había construido hasta entonces y hubiera decidido la explicación más banal y estúpida que podía emplear.
4. La damsiela en apuros.
Tris no para de meterse “en la boca del lobo” aún cuando no tiene necesidad de hacerlo. Busca el peligro sólo para poder ser rescatada. En este sentido la trama se desenvuelve mediante idas y venidas (que se vuelven un tanto tediosos de vez en cuando) de posiciones de peligro y seguridad.
5. El final con alegoría cristiana.
El sacrificio de Beatrice (que, reiteramos, no cumple función narrativa alguna y que es forzado y sin sentido) nos lleva a una joven, inocente y genéticamente pura a morir por los pecados de los demás que se convierte en fuente de inspiración para el futuro de la humanidad ¿Queda alguna duda?
Divergente es una saga que encerraba un potencial mucho más rico que el que terminó desarrollando. Sin embargo, se atuvo a ciertas recetas básicas en casi todas las historias que nos gusta leer y eso sumado al azar de los hechos y lo imposible de predecir la terminaron convirtiendo en un éxito global. Ahora ustedes ya conocen los ingredientes con los que se cocinó esta receta.
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