Ahora que vuelve la década de los 90s y con ellos la crisis que casi arrasa a la Argentina en 2001 es un buen momento para repasar 5 novelas que plantean escenarios distópicos para la Argentina.
1) El año del desierto de Pedro Mairal
La novela distópica argentina por excelencia era inconseguible hasta el mes pasado (la edición de interZona se encontraba agotada) que fue reeditada por Emecé.
En esta novela salida en 2006 se plantea un escenario en el que una especie de plaga invisible que invade desde la Provincia de Buenos Aires a la Capital Federal y a la que llaman “la intemperie” comienza a consumirlo todo. Las consecuencias de esa “intemperie” son terribles: traen el pasado al presente. Hacen retroceder el tiempo histórico de modo tal que los personajes que comienzan el relato en en un eufemístico 2001 vuelven en el tiempo hasta la Conquista del Desierto, los tiempos de Federales y Unitarios y llegan hasta la misma Conquista Española.
La protagonista contemporánea atraviesa el camino que va de la civilización a la barbarie en un sólo año de su vida y vemos a través de sus ojos como las ciudades se reconvierten en territorios arrasados primero y luego pajonales y descampados en medio de una feroz lucha por la supervivencia.
Esta novela es la distopía total y recuerda un poco a El país de las últimas cosas de Paul Auster aunque supere en inteligencia el planteo: este mundo anti-utópico lo es porque como dicen vienen a: “cambiar futuro por pasado.“
2) Plop de Rafael Pinedo
La única novela que llegó a publicar Rafael Pinedo en vida es una pequeña maravilla: un futuro apocalíptico completamente arrasado y desértico parecido al mundo de Mad Max pero sin su obsesión con los automóviles que por otra parte no aparecen porque este mundo ha llegado a un punto de degradación todavía mayor.
Plop es el nombre del protagonista que recibió dicho apelativo porque es el ruido que hizo al nacer en este mundo devastado sin rastros ya de civilización a pesar de que se encuentran de vez en cuando algún recuerdo del mundo perdido en forma de basura abandonada y restos esqueléticos de infraestructura arrasada.
En este mundo post-post-industrial y post-civilizatorio, la gente ha vuelto a una especie de vida comunitaria tribal y nómade como en la época de las cavernas, ha perdido los sistemas de lectoescritura y apenas logran comunicarse con un vocabulario acotado. Una gran, gran novela de un escritor de quien lamentablemente pudimos disfrutar muy poco (se pueden conseguir sus dos novelitas póstumas: Frío y Subte editadas también por interZona).
3) El brujo de Matías Bragagnolo
Hace poco le hice una entrevista a Matías Bragagnolo en buena medida a partir de la salida de esta, su segunda novela.
Bragagnolo nos había dedicado el último capítulo de su libro anterior, Petite Mort a los fanáticos de la ficción distópica (aquí no lo vamos a spoilear, pero vale la pena leerlo para comprobarlo). En su nuevo opus el planteo es mucho más directo: en un futuro cercano el gobierno ha instituido un centro carcelario en la falda de la Cordillera de los Andes. Hasta aquí quizás no hay demasiado de distópico, pero el primer capítulo de la novela se encarga de establecer el contexto: “Como cualquier argentino memorioso sabrá, en diciembre de 2018 y luego de un golpe de Estado sostenido por miembros de la aristocracia terrateniente y empresarial, y consentido por las fuerzas armadas , el partido político de extrema derecha y corte paramilitar y seudofascista autodenominado Peronismo Neoliberal reinstauró la préterita forma de gobierno llamda Triunvirato, y en medio de una serie de polémicas medidas de política económica capitalista desregularizadoras y la instauración de un inquietante estado de policía plagado de paranoia y encarcelamientos masivos, no tardó en arremeter con la reforma constitucional del año 2019.”
De aquí en más todo será una seguidilla de torturas, vejaciones, pseudo-zombies, jefes carcelarios psicóticos que aterrorizan a sus subalternos y prisioneros con una motosierra y sobretodo, la predicción del fin de los tiempos por parte de el Brujo, chamán capaz de resucitar a un muerto para reestablecer el comercio de cocaína en el interior de la cárcel infernal donde transcurre el relato.
Si en El matadero de Esteban Echeverría (otra gran ficción distópica, por cierto) ese espacio particular donde se carneaban vacas era la sinécdoque de toda la Federación rosina, podemos suponer que la cárcel donde habita El brujo es también esa partecita pequeña de la Argentina distópica que la condensa en su totalidad.
4) El campito de Juan Diego Incardona
Publicada originalmente en el año 2009, El campito sea quizás lo más cercano que tenemos a los actos finales de las sagas distópicas juveniles: es decir, el acto de la rebelión.
Como una especie de Los juegos del Hambre o Divergente pero localizado en un conurbano mágico, plagado de seres mitológico-peronistas.
La fauna de personajes heroicos que constituyen esta epopeya de resistencia peronista reescrita en clave de fábula plantea la lucha dicotómica entre el Bien y el Mal como una especie de reescritura de El señor de los Anillos pero donde los guías del camino son héroes del pueblo y no magos blancos. Hay lugar para todo tipo de elucubración mítica como barrios secretos creados por orden de Eva Perón, mutantes producto de la contaminación del riachuelo y villanos antipueblo que confluirán en una gran batalla final donde contrafácticamente triunfará el pueblo.
5) El rey de los espinos de Marcelo Figueras
Esta asombrosa novela de Figueras narra en casi mil páginas un futuro cercano (2019) terrorífico en la Argentina donde en el poder hay una banda de asesinos y criminales que someten al pueblo con su policía secreta (la OFAC o “Oh, Fuck” como le dicen) que brega únicamente por los beneficios de los ricos y la represión de los humildes.
La novela narra el modo en el que Milo, un enterrador pobre que vive en el delta del Tigre, se cruza con la encarnación de personajes de historieta creados por un autor asesinado por el gobierno y juntos viven una serie de aventuras en varios universos, siendo el peor de ellos el de esta “Argentina futura”.
La resistencia de estos compañeros de aventuras se apoyará también en una guerrilla clandestina que lucha por derrocar al gobierno opresivo y tendremos en el avance del relato situaciones que van desde la quema de un villa miseria a enfrentamientos sangrientos en las aguas turbias del Tigre, para un resultado total que homenajea a quien sin dudas escribió la más compleja y perdurable obra de distopía argentina: Héctor G. Oesterheld y su El Eternauta.
Pueden ver el booktrailer de la novela de Figueras aquí:
¿Qué dicen? ¿Conocen alguna otra novela distópica argentina que valga la pena mencionar?
¡Qué interesantes! Me encantan las novelas distópicas pero no había leído ninguna argentina. Las voy a buscar.
Saludos!
Rebelión trilogía, de Anna K Franco.