Algunos problemas del género policial en la Argentina (1era parte)

the killers

Hace casi dos años, invitado a la primera edición del festival de novela policial “Córdoba Mata” y mientras estaba sentado en una mesa redonda junto a otros escritores en Mina Clavero, el organizador del festival, Fernando López, contó una anécdota interesante acerca de cómo le había costado ponerle un nombre al Festival.

Por lo general los festivales de novela policial en España e Hispanoamérica llevan por título el nombre de la ciudad donde se alojan y el adjetivo “Negro” o “Negra” como modificador: Buenos Aires Negra (BAN!), Medellín Negro, Semana Negra de Gijón, etc.

El problema que había tenido López era que al decir “Córdoba Negra” y por el dialecto típico de la provincia mediterránea, se generaban las condiciones para una confusión: “negro” o “negra” es una forma amistosa de llamar a un amigo o amiga en Córdoba pero nadie lo asocia con el género policial.

Luego de darle vueltas el nombre del festival quedó entonces como Córdoba Mata y eso le trajo otros problemas con algunos patrocinadores que ya se habían comprometido como aportantes al evento cultural porque la perspectiva de quedar asociados con un un festival que implicara cierta “criminalidad” en su nombre no les gustaba para la imagen de sus marcas.

Esta pequeña anécdota acerca de cuestiones de nomenclatura siempre me pareció espectacular porque esconde en una serie de equívocos un problema más general del policial en la Argentina (y aventuraría en lengua española en general, pero no quiero excederme, luego otros dirán si mis hipótesis pueden ser extensibles a otros lugares) y esto es porque precisamente en la Argentina hablamos del “Género Policial”.

En la escuela secundaria nos enseñaron que hay dos grandes corrientes del Género Policial:

  • Policial clásico o Policial de enigma o Policial inglés
  • Policial negro o Policial duro o Policial norteamericano

Lo sé porque yo mismo he dado esas clases en escuelas Secundarias repitiendo con solemnidad las cuestiones que ya sabemos: que el Policial clásico es puro uso de la deducción, que los detectives privados trabajan por el placer de resolver casos con el intelecto, que empezó con Los crímenes de la Rue Morgue de Poe y que lo llamamos “Inglés” por escritores que hicieron grande al género como Conan Doyle, Chesterton y Agatha Christie.

En cambio el Policial negro surgió en los Estados Unidos en los años de la depresión, plantea un detective privado que trabaja a cambio de dinero, es pura “empiria” en el sentido que la mayoría de las veces la acción avanza a través de descubrimientos que se van dando a los golpes, en la experiencia cotidiana, sin casi razonamiento deductivo o muy solapado, los protagonistas son melancólicos, usan sombrero y hay violencia explícita que no la hay en el Policial inglés.

El problema viene un poco antes o después: ¿Por qué llamamos “Policial” al género Policial? Después de todo no siempre hay “Policía” involucrada.

They Shoot Horses Don't They

La policía juega el rol de dejarse humillar en la “escuela clásica” para lucimiento del Detective Privado y a veces aparece algún policía como amigo o informante de los investigadores del policial negro pero no siempre sucede. Entonces a la hora de definir al género policial decimos: “El género policial es todo tipo de novelas o cuentos donde se comete algún crimen y haya una investigación.” Una explicación escolar, abarcativa de buena parte de la literatura de género policial pero claramente incompleta: en ¿Acaso no matan a los caballos? de Horace McCoy lo que tenemos es un concurso de baile interminable en la época de la depresión que sí, concluye con un crimen e intercala fragmentos del juicio que se le sigue al criminal con el pasado en el que todavía no se había cometido, pero hay ausencia de policía y descubrir quién es el asesino no tiene sentido porque lo sabemos desde el comienzo. ¿Es entonces una novela policial? De las mejores y más aclamadas de todos los tiempos.

Tenemos también novelas donde la Policía es protagonista y no queda de ningún modo humillada: las novelas de Henning Mankell son protagonizadas por un agente de policía honesto y nada idiota. ¿Entonces estas son novelas más o menos policiales que las otras en las que la policía no está presente o se presenta como buena para nada? Claro que no. El problema está en la nomenclatura: Género Policial. No sé a quién se la habrá ocurrido ponerle ese nombre al género. En inglés nadie habla de “Police” para referirse al género al que se llama Mystery o Crime Fiction. Parece bastante más lógico.

police

Pero ¿por qué detenerse en un detalle de nombres? Porque dentro de esta confusión que genera hablar de “Género Policial” en un tipo de literatura donde posiblemente ni siquiera haya policía involucrada, surgen otros problemas cuando se habla, indistintamente de Policial negro o Policial duro. Como lo comentamos hace un tiempo, no es lo mismo una novela hard-boiled que una novela noir. No es lo mismo entonces decir “novela negra” que “novela dura”.

En un breve ensayo de Ricardo Piglia en respuesta a una encuesta de la revista Crisis nº30 de enero de 1976 (“Sobre el género policial”) que aparece recopilado en Crítica y ficción (1986, primera edición española 2001 y primera edición impresa en argentina octubre de 2006, Anagrama, Barcelona) el genial crítico define acertadamente que el cuento de Hemingway Los asesinos tiene casi la misma importancia que Los crímenes de la rue Morgue para definir las reglas del policial negro. Transcribo:

Los relatos de la serie negra deben ser pensados en el interior de cierta tradición típica de la literatura norteamericana antes que en relación con las reglas clásicas del relato policial. En la historia del surgimiento y la definición del género, el cuento de Hemingway Los asesinos tiene la misma importancia que Los crímenes de la calle Moruge, el cuento de Poe que funda las reglas del relato de enigma. En esos dos matones que llegan a Chicago para asesinar a un ex boxeador al que no conocen, en ese crimen “por encargo” que no se explica ni se intenta descifrar están ya las formas de la policial dura, en el mismo sentido en que las deducciones del caballero Dupin de Poe preanuncian la historia de la novela de enigma.

(las negritas me pertenecen)

Piglia, uno de los mayores conocedores del género policial en el mundo de la crítica hispánica y él mismo uno de los mayores críticos literarios en ejercicio define al policial estadounidense indistintamente como serie negra o policial dura. Puede hacerse la enorme concesión de pensar que en 1976 la diferencia entre ambas series no estaba muy clara pero la edición del libro consultada es del 2006, podrían haberse hecho una salvedad quizás.

Porque si vamos a tomar a Los asesinos como el primer cuento (o al menos el más influyente) del policial negro o noir, posiblemente estemos cerca de lo correcto. Pero si lo tomamos como el primer cuento hard-boiled estaremos bastante errados ya que el consenso de los expertos en el género ubican al origen del género, el “Los crímenes de la calle Morgue” de Poe pero del hard-boiled, en el cuento de Carol John Daly Three-Gun Terry publicado en el número del 15 de mayo de 1915 de la revista Black Mask que dio a luz a los mejores representantes del género policial. El cuento de Hemingway fue publicado en Scribner´s Magazine en 1927, una década más tarde.

three gun terry
Número del 15 de mayo de 1923 de Black Mask que incluye el cuento que dio origen al género “policial duro”.

Entonces, no sólo tenemos en la Argentina un problema de nomenclatura respecto del género policial sino que tenemos el problema de no saber distinguir entre género policial negro y género policial duro. Puede parecer algo sin importancia pero está lleno de consecuencias respecto de qué definimos como dentro del género y qué definimos por fuera del mismo.
Y ni que hablar con otros subgéneros como el thriller. ¿Lo consideramos en la Argentina como parte del género policial? En muchas ocasiones no. El motivo me resulta, valga la redundancia, un misterio.

La semana que viene: la segunda parte de “Algunos problemas del género policial en la Argentina”.

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